martes, 24 de noviembre de 2015

Los nuevos retos del comunicador organizacional

El antiguo filósofo griego Heráclito empezó por el siglo VI a. de. C una reflexión tan vigente antes como ahora, pues el devenir es una constante en la realidad humana a la que debemos adaptarnos.
“No existe en la realidad nada que sea siempre igual, porque lo único real es el cambio”.
Esta verdad nos recuerda que en nuestra naturaleza humana está la evolución de tal suerte que es el constante aprendizaje el que nos permite afrontar la incertidumbre y garantizar la supervivencia. Así pues, en el contexto cambiante que nos rodea; conocido como “aldea global”, se exige de los “trabajadores del conocimiento” primero, una alta capacidad de aprendizaje y segundo una inteligencia comunicativa que haga transferible su experiencia, objetivos y valores a otros.
Al respecto la comunicadora Jeannette Torres plantea la siguiente fórmula:

IC=IE+IS x CR
INTELIGENCIA COMUNICATIVA= INTELIGENCIA EMOCIONAL+INTELIGENCIA SOCIAL x CONSTRUCCIÓN DE REDES. (Torres, 2013)
En la inteligencia emocional se distinguen tres componentes, el autoconocimiento, la motivación y la autorregulación, todos ellos relacionados directamente con el “aprender a aprender” y con el reconocimiento de las capacidades individuales que conforman la base de la fuerza laboral.  Luego la autora identifica la Inteligencia Social como “la comprensión básica de la gente”, importante para generar la sinergia entre las personas y facilitar el diálogo fluido del conocimiento dentro de la organización. Y finalmente se plantean las redes de comunicación basadas en herramientas tecnológicas como los puentes que permiten la transversalidad de los objetivos y facilitan el trabajo colaborativo virtual de los involucrados independientemente de su ubicación.
Pero además de lo anterior, el carácter global de los negocios hoy en día nos expone al frecuente contacto con personas; y por lo tanto con estilos de dirección y comunicación, ajenos a nuestra realidad cultural. Siendo la experiencia internacional y la visión global unas de las principales aptitudes para garantizar la sostenibilidad de la organización en el mercado, el comunicador organizacional contemporáneo deberá practicar no solo “la comprensión de la gente” a nivel local a través de la responsabilidad social, sino que también está llamado a desarrollar una inteligencia intercultural que le permita reconocer, leer y adaptarse a señales culturales diversas pues se sabe que el capital intelectual es el recurso estratégico más importante a través del cual se optimizan los demás recursos.

La inteligencia intercultural implica un cambio en el paradigma etnocéntrico tradicional para facilitar el intercambio de conocimiento de alto valor o “know how” y así convertirlo en una ventaja diferenciadora, pues una persona con inteligencia intercultural es capaz de solucionar problemas, tomar decisiones y resolver conflictos de manera que optimice las diferencias culturales para generar mejores soluciones sustentables y creativas (Prochile, 2014).
De este modo, la dirección del conocimiento en una organización tiene como compromiso lograr la triple articulación entre los objetivos y valores estratégicos de la empresa con su público interno de modo tal que estos sean percibidos como su imagen e identidad por el público externo en el ámbito doméstico y global pero además es su responsabilidad procurar que las experiencias de cambio se conviertan en conocimiento significativo diferencial.

Referencias.
ProChile. Exportadores chilenos (2014). Seminario de Inteligencia Intercultural: Un desafío para mejores negocios internacionales. En: http://www.prochile.gob.cl/noticias/seminario-de-inteligencia-intercultural-un-desafio-para-mejores-negocios-internacionales/

Torres, J. (2015). El nuevo reto profesional: La inteligencia comunicativa. En Ocampo, M (Ed) Comunicación empresarial. (pp. 281-291).Universidad de la Sabana. 

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